Fuegos enciende, polvos levanta
La hechicería popular es el conjunto de prácticas mágicas comunes de un pueblo. Prácticas que, desde tiempos lejanos, han conectado a nuestros antepasados con la naturaleza de su entorno, con sus ancestros y con las fuerzas que movían su mundo.
Los tiempos cambian, pero hay cosas que siempre permanecerán inmutables, puesto que son parte de la propia naturaleza humana, de la existencia y de la Otredad. Aunque sea llevada a cabo por nuevas manos, la hechicería popular conforma nuestra identidad cultural, nuestra historia y nuestro patrimonio espiritual, religioso y mágico. Retomar sus prácticas nos devuelve esa conexión con nuestros antepasados y nuestro territorio.
Además, la magia popular nos hace ver que no es necesario nada exclusivo, caro o alejado de nuestra cotidianidad para una práctica profundamente significativa. Una que entienda el pasado y aprenda de él para dar sentido al presente. Una manera consciente de utilizar la sabiduría, las herramientas y los recursos de lo tradicional para nuestra práctica personal, adaptada a nuestros tiempos y necesidades propias.
Sin embargo, has de saber que esta no es una obra para aquellos que temen indagar en las sombras o transgredir el tabú. La hechicería popular no es inocente ni aséptica; es sucia y astuta, venenosa, insolente y oportunista. Es sangre, hueso y tierra, sexo, espinas clavadas y palabras susurradas en la noche más profunda.
Solo abrazando la naturaleza liminal de la hechicería popular podremos desentrañar sus más oscuros maleficios, pero también llegar a abrazar su más sublime luz.